Más aún, trabajar desde casa no siempre es la mejor opción para todos, como se podría imaginar.
“Toda mi vida había deseado no tener que ir a la oficina,” afirma la autora y revisora June Casagrande.
Trabajaba como periodista para un periódico, donde el salario era bajo y el trayecto a la oficina largo, cuando decidió trabajar por su cuenta.
Encontró algunos clientes como profesional independiente, escribía y editaba desde casa y publicó su primer éxito en ventas, Grammar Snobs Are Great Big Meanies.
Un sueño hecho realidad, ¿verdad? No necesariamente.
A pesar de su éxito, extrañaba la vida social y la disciplina que le proporcionaba su anterior oficina. “Había momentos” afirma Casagrande “en los que lavarme el pelo era el mayor logro del día."
Así que tres años después de independizarse, volvió a una oficina, trabajando medio tiempo como redactora editorial para Los Angeles Times. “Cuando trabajas en una profesión que elegiste, y estás con gente agradable, es muy bueno estar ahí."
Los otros dos días sigue trabajando desde casa, escribiendo una serie de éxitos literarios, entre los que se incluyen It Was the Best of Sentences, It Was the Worst of Sentences y The Best Punctuation Book, Period.
Verônica Merenge de São Paulo tenía el problema opuesto. Estaba lista para renunciar a su trabajo en publicidad cuando tuvo un momento de inspiración.
“Era bastante infeliz”, afirma Merenge, que vive en Brasil. “Y parte del problema era que sabía que podía hacerlo mejor. Necesitaba aprender y crecer, pero no podía encontrar una razón para motivarme."
Merenge había soñado durante mucho tiempo con estudiar cine, pero el dinero se lo impedía. En lugar de eso, se inscribió a un seminario de redacción de guiones y volvió a descubrir su amor por contar historias, y la publicidad.
Afirma: “De esto se trata este trabajo, de contar una historia.”
Aprender a ver su viejo trabajo con una nueva perspectiva ayudó a Merenge a sentirse realizada. Aunque estudiará cine en el futuro, Merenge decidió seguir con la publicidad y manifiesta que nunca ha sido tan feliz.
“Una vez que empecé a aprender sobre narrativa, forma y estructura”, afirma, “pude aplicarlo a mi trabajo. Aprender a contar una historia me ayudó a descubrir mi propia historia.”