A menudo celebrados durante la época de la cosecha, este tipo de festejos han formado parte de la mayoría de las culturas a lo largo de la historia. Los antiguos romanos celebraban las Cerelias, un festival de la cosecha para honrar a Ceres, la Diosa del maíz, mientras que las antiguas mujeres griegas celebraban uno conocido como las Tesmosforias, para honrar a Deméter, la Diosa del grano.
Chuseok es el festival del otoño en Korea, una celebración nacional en la que la gente vuelve a sus ciudades de origen para recordar a sus ancestros, agradecer las bendiciones de ese año y cenar platillos tradicionales. Uno de ellos es el songpyeon, un pastel de arroz cocinado al vapor, que simboliza los sueños y buenos deseos.
La necesidad humana de expresar gratitud parece ser un fenómeno poderoso y prácticamente universal. Pero, ¿por qué?
Eso es exactamente lo que Robert A. Emmons, Ph.D., un profesor de psicología de la Universidad de California, Davis, y autor de Gratitude Works!: A 21-Day Program for Creating Emotional Prosperity, (¡La gratitud funciona: Programa de 21 días para crear prosperidad emocional!) se propuso descubrir.
"Por demasiado tiempo, el concepto del agradecimiento se ha ignorado,” afirma Emmons, director de Emmons Lab en la universidad, que crea y comparte conocimiento científico sobre la gratitud, sus causas y sus posibles efectos en la salud y el bienestar humano. Él lo llama: “el factor olvidado en la ciencia del bienestar.”
El Festival del Otoño Medio, algunas veces llamado Festival de la Luna o Día de Reunión, es una festividad con 3 000 años de antigüedad y uno de las más importantes en China y Vietnam. Como parte de la celebración se admiran elaborados espectáculos con linternas y se degustan "pasteles lunares". Esta fiesta se celebra el decimoquinto día del octavo mes lunar del año.
Emmons es uno de los pioneros de la investigación sobre las maneras en la que la gratitud afecta a nuestras vidas. Para evaluar los niveles de gratitud de las personas, Emmons y su colega Michael E. McCullough crearon un cuestionario que les permitió comparar a la “gente agradecida” con aquellos que lo son un poco menos. También encontraron maneras de cultivar la gratitud con sujetos de análisis, manteniendo un “diario de gratitud,” contando los agradecimientos de cada uno, escribiendo cartas de agradecimiento, y posteriormente estudiaron los cambios que resultaron de ello.
Los resultados de éstos y otros estudios, tanto psicológicos como fisiológicos, son fascinantes. Aquí, encontrarás cinco razones por las que ser agradecido es bueno para ti:
Los judíos celebran Sucot en todo el mundo, una festividad en el otoño de una semana de duración, para dar gracias. Construyen una cabaña temporal llamada sukkah, con un tejado hecho de materiales sin procesar y decorada con guirnaldas (hechas con frutas frescas o de plástico u otras decoraciones de colores brillantes). Durante el Sucot, un agradecimiento que incorpora los dos principales símbolos de la festividad, el lulav (un conjunto de hojas que incluye una hoja de palma y sauce y ramas de mirto) y el etrog (un fruto de cidro).
Con este tipo de beneficios, quizás deberíamos practicar el dar las gracias más de una vez al año. ¿Qué más puede hacer la gente para cultivar la gratitud en sus vidas?
“Comprométete a escribir cada día durante 30 días al menos tres cosas por las que estés agradecido. Haz cada una lo más específica posible, los detalles también cuentan,” afirma Emmons. “Cambiará tu realidad.”
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